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Descifrando el rol de un coach

Hace un año me pidieron en la oficina que sea coach. Mi primera reacción fue ¡salir corriendo! Me preocupaba sobremanera el simple pensamiento de ser responsable en el desarrollo de la carrera de alguien a pesar de que me aseguraban que tendría todo el soporte que necesitaba y que sería una gran oportunidad de aprender para mi también. A la final terminé aceptando el reto y hoy estoy encantado con esta decisión. La primera ronda de soporte vino después de un par de meses cuando Jennifer Mounce visitó la oficina de Thoughtworks en Quito y junto con Marcelo Oliveira. El objetivo del taller, en el que los asistentes éramos coaches y potenciales coaches, era iniciarnos en el “coaching” y darnos algunas guías para convertirnos en buenos coaches. Después de haber sido coach de una fantástica desarrolladora, creo que no sería justo que no comparta un poco de mi experiencia.

Catchup time!

Coaching y mentoring - ¿qué hay detrás de un nombre?

Coaching es ayudar a una persona a explorar en qué quisiera aumentar su experiencia. Es esta persona quien hará el recorrido y no él o la coach. Coaching, bien hecho, debe hacerte sentir como el pato de goma en la conocida técnica de resolver problemas. Como coach, tu tarea es formular preguntas y evitar dar las respuestas. Si resulta que en toda la sesión no has dicho nada y la coachee se hace las preguntas, se las responde y va descubriendo el camino hacia donde sea que quiere ir, entonces ¡lo estás haciendo de maravilla!

Mentoring es cuando compartes tu experiencia y provées una guía. Un mentor narra el camino que ha recorrido, explica las razones detrás de las decisiones que hizo y comparte las revelaciones que aprendió en camino y las lecciones que le dejaron sus errores. Quien escucha al mentor debe sentirse cómodo con el tema, de forma que pueda ver qué partes puede tomar para guiar su camino y qué partes dejarlas de lado o cambiarlas; o quizá darse cuenta que este no es el camino que quiere seguir. 

Esta diferencia es importante comprender cuando quieres ayudar a alguien a llegar a su meta. Hay otros roles - como cuando la ayuda que proporcionas es enseñar una herramienta o una técnica, eres un entrenador; y cuando quieres que alguien avogue por ti, bueno, eso es un patrocinador. Ver la diferencia entre estos roles no quiere decir que debes escoger uno solo. Puedes ser un coach que conoce la herramienta que tu coachee necesita aprender. Entonces puedes quitarte el sombrero de coach y por un momento ponerte el sombrero de entrenador, según necesite tu coachee. Lo importante es que los dos tengan claro qué sombrero estás utilizando en cada momento y tener la certeza de que en efecto puedes desenvolverte en los dos roles.

Tener en cuenta esta diferencia, desde el lado del coachee, no quiere decir que debes tener solo una persona que cumpla uno o varios roles ni tampoco tener una persona en cada rol. Puedes entrenar en la técnica del momento con tu entrenador en la mañana y discutir cómo llegar a tu meta con tu mentor en la tarde. Lo importante es asegurarte que tienes el tiempo necesario para cumplir todos estos compromisos.

Recuerdo una vez que mi coachee, mientras exploramos los primeros pasos en su camino de programadora, mencionó lo difícil que le resultaba leer el libro de diseño de APIs que le habían recomendado sus compañeros de equipo. En ese punto fue difícil para mi movernos desde lazos hacia el diseño de APIs RESTful a través de preguntas, así que cambié de sombrero y le expliqué los pasos que debía dar antes de que entremos al diseño de APIs.​

Convertirse en un coach.

No es necesario ser un experto en la materia para convertirse en un coach pero necesitas saber escuchar. Ser coach tiene mucho más que ver con la habilidad de permitir a la gente que cometa errores y hacer las preguntas adecuadas para identificar las lecciones que quedan, que compartir tu experiencia y las lecciones que tú aprendiste para evitar que tu coachee evite cometer el mismo error.

Cuando comencé como coach no me había dado cuenta que debería ser consciente de las fortalezas y debilidades en mis habilidades para ser coach. No estaba preguntando mucho y sugería muchas soluciones; en realidad era un entrenador. Al final, las cosas mejoraron en gran parte porque mi coachee es fantástica. Antes de entrar en esta relación de coach y coachee recomiendo mucho hacerse una autoevaluación. Yo probé con el strengthsfinder de Gallup pero hay muchos más en la red.

Una vez que te has autoevaluado tienes un punto de inicio para saber por dónde comenzar a trabajar contigo mismo. Esto de ninguna manera quiere decir que no puedes ser coach hasta que no hayas desarrollado tus habilidades hasta el punto en que estés cómodo; puedes mejorar con la práctica.

Ser coach, como muchas cosas en la vida, tiene un ciclo de vida: primero comienzas por ejercer el rol o nunca vas a poder llamarte coach. Y enseguida tienes que comenzar a extender tus habilidades - lees, prácticas cosas nuevas y las mejoras poco a poco. Entonces empiezas a ver que ayudas a otros a crecer y desarrollarse, lo cual es genial. Y aunque uno quisiera quedarse en ese punto para siempre es necesario regresar al crecimiento de habilidades en cantidad y calidad. Aprendes con la experiencia, los horizontes se expanden y mejoras tus habilidades. Esto resulta en que te vuelves un mejor coach con cada vuelta que das en el ciclo. Y así eventualmente te conviertes en un gran coach y el ciclo ha terminado.​

The Coaching Process

Comenzando.

Un requerimiento básico para ser coach es poder tener una relación interpersonal con la persona que será tu coachee. Un ambiente de confianza es esencial de forma que puedan hablar con soltura.

Algo que también ayuda mucho y que debe ser hecho en la primera sesión para construir este ambiente de confianza en el que se cuida mucho la confidencialidad es acordar las reglas o guías y las expectativas de la relación. La duración de esta relación también debería ser establecida de forma que se pueda medir el progreso.​

Mejora personal y ayudando al crecimiento de otros.

Mejorar uno mismo lo encuentro bastante difícil: significa escuchar a la gente sin interrumpir y tampoco juzgar. Significa escuchar no con el objetivo de formular una respuesta si no con el objetivo de entender el problema. ¿Recuerdas el pato de goma? ¿Recuerdas cuánto él escucha y cuánto habla? Su secreto es que no tiene miedo al silencio. Si tu coachee deja de hablar no debes tratar de llenar los momentos de silencio y esperar a que continúe.

Si sientes que debes hablar, se curioso de la raíz del problema. Haz la cantidad de preguntas que creas necesarias para enter el origen del problema. Explorar es una habilidad muy preciada. Recuerda que un coach no da soluciones y emite juicios de valor. Puede ser que veas a tu coachee que está caminando por una vía llena de dolor y sufrimiento y tendrás que resistir la urgencia de salvarlo. As preguntas que ayuden a tu coachee a ver hacia dónde se dirige y como último recurso puedes pedir permiso para cambiar el sombrero de coach por el de mentor de forma que puedas intervenir.

Hacer preguntas te da un cimiento sobre el cual construir. Seguir el hilo de mucha información es difícil. Una cosa simple que suelo hacer es llevar notas mientras la conversación está desarrollándose. Hacer un par de dibujos mientras la conversación progresa te deja un registro de la conversación. A mi me gusta además dejar pistas de los puntos más importantes de la conversación por si es necesario regresar a algún tema.

Todo este énfasis en escuchar es porque te ayuda a que tu coachee se inmersa en la conversación. La habilidad de convertir pensamientos en acciones hace que tu destreza como coach crezca. Progresar es una parte crucial para mantener el ánimo y la motivación de tu coachee. A todos nos gusta hacer cosas en las que somos buenos y es la práctica la que hace al maestro. Para mantener a tu coachee enfocada debes proponer metas SMART que tengan metas intermedias de forma que tu coachee pueda constantemente alcanzar hitos en el camino a la meta.

Y cuando esas metas y esos hitos sean alcanzados: celébrenlos! Alienta a tu coachee de manera regular. Reconoce sus esfuerzos y logros. Y otra vez, celébrenlos. No todas las metas se alcanzan en el primer intento y tampoco todos los retos van a ser superados. Identifica los momentos adecuados para decir “dale, tu puedes” pero también ayuda a que la derrota sea un profesor para la coach y el coachee. Mira en retrospectiva los errores y vuelve a intentar. Camina del lado de tu coachee, no camines su camino.

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Un coach gurú.

Ahora, mientras escribo este artículo, no tengo la menor idea de cuántas veces tendré que ir de mejorar personalmente hacia ayudar al crecimiento de otros y regresar antes de que se rompa ese círculo y pueda verme como un gurú. Si alguna vez lo logro, pues les contaré. Mientras tanto ¡a seguir mejorando!
 

Aviso legal: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son las del autor/a o autores y no reflejan necesariamente las posiciones de Thoughtworks.

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