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Este último año nos ha obligado a todos, empresas y particulares, a reconocer   los retos a los que nos enfrentamos como sociedad y la urgente necesidad de cambio. Ya sea la carga sanitaria y financiera causada por la actual pandemia -una carga que no se ha repartido equitativamente- o la oleada de protestas contra la injusticia racial en Estados Unidos y en todo el mundo, las desigualdades están saliendo a la luz y exigen nuestra atención como no se había visto en décadas.

 

Las conversaciones que estos desafíos han provocado son difíciles, y a menudo incómodas. Pero en ellas veo muchos motivos de ánimo y esperanza. Las causas en cuestión -la justicia social, económica y racial, y la diversidad en todas las dimensiones- son causas en las que hemos estado trabajando, y de las que hemos hablado, por más de una década. Tener una cultura inclusiva ha sido una prioridad desde nuestra fundación. Hemos construido una comunidad diversa de tecnólogos apasionados que es global en presencia y visión, y firmemente comprometida con la aplicación de sus habilidades para lograr un cambio positivo en el mundo. 

 

Como se muestra en este reporte, alrededor del mundo, todos los días, muchos Thoughtworkers están utilizan la tecnología para afrontar y resolver directamente problemas y desigualdades enraizados. Pero también reconocemos que la tecnología puede crear o exacerbar estos problemas volviéndose más omnipresente. Reflexionamos constantemente sobre nuestra propias prácticas y privilegios, y nos aseguramos de que cuando tratamos de crear un impacto social, sea siempre al servicio de las comunidades locales y aliados. 

 

Hasta el 2020, gran parte de nuestra diversidad, cambio social y trabajo sustentable fue desarrollada y dirigida en nuestras regiones - un enfoque que considerábamos era muy importante debido al contexto cultural requerido para hacer este trabajo correctamente. Pero también nos dimos cuenta de que nuestro crecimiento requería una mayor coordinación enfocada, para asegurar que estábamos mirando a través de esa óptica a nuestra estrategia global del negocio. Para ello, en octubre de 2020, lanzamos la nueva oficina global de Diversidad, Equidad, Inclusión, Sostenibilidad y Cambio Social (DEISSC por sus siglas en inglés). La oficina actúa como un centro de excelencia apoyando y elevando los numerosos proyectos que nuestra gente está ejecutando a través de los 17 países en los que operamos, a la vez que dirigiendo la estrategia global hacia nuestros objetivos en materia de diversidad, equidad, inclusión, sostenibilidad y cambio social.

 

Creemos que cuestiones como la desigualdad de género y el cambio climático sólo pueden resolverse mediante la solidaridad mundial. Por eso, aunque la mayoría de nuestros proyectos se gestionan a nivel regional, todo lo que hacemos está relacionado tanto con las necesidades locales como con el amplio empeño global.

 

Todo ello demuestra nuestra determinación de situar estos aspectos en el corazón de nuestra organización. Nuestra cultura, valores y enfoque en el cambio social no son eslóganes clavados en una pared. Nos definen, nos hacen diferentes, nos permiten atraer y retener a personas excepcionales, y son esenciales para nuestro éxito como empresa. Todo esto me da a mí, y al resto del equipo, la confianza de que a medida que crecemos, a pesar de la magnitud de los retos a los que nos enfrentamos como organización y como sociedad, seguiremos creando un impacto positivo para nuestros socios, los países donde vivimos y trabajamos, y el mundo.

Nuestro enfoque del cambio social