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El lado oscuro del multitasking

El lado oscuro del multitasking

En este mundo en el que vivimos, aparentemente el multitasking se considera un super poder. La tecnología nos permite estar más conectados que nunca y nos permite hacer más cosas al mismo tiempo. Escuchar un podcast mientras preparamos las diapositivas para nuestra próxima presentación, responder correos electrónicos y chats mientras tenemos un 1:1 con alguien en Zoom, etc. Nos hemos acostumbrado a llevar este nivel de ajetreo casi como una medalla de honor.

 

¿Es realmente eficaz o nos está frenando?

 

Pues bien, cuando volví al trabajo tras una larga licencia temporal, de repente adquirí una nueva perspectiva de cómo había estado haciendo las cosas hasta entonces. Durante las dos primeras semanas empecé a hacer varias cosas a la vez. Tenía la bandeja de entrada abierta, leyendo las comunicaciones que me había perdido durante esos meses y, al mismo tiempo, contestaba a los mensajes de chat y (¿por qué no?) programaba las siguientes reuniones. Curiosamente, no estaba haciendo todo lo que hubiera querido. ¿Estaba siendo eficaz? No. ¿Me estaba poniendo ansiosa? Definitivamente, sí.

 

Si hubiera seguido trabajando así no creo que hubiera durado mucho tiempo con sanidad mental. Así que decidí que era hora de cambiar. 

 

En primer lugar, decidí que tenía que trabajar en mis prioridades. Empecé mis días dedicando media hora a organizar mi jornada y a ver el panorama general de cuáles eran mis objetivos para el siguiente trimestre, y empecé a hacerlo con regularidad.

 

También me di cuenta de que, en realidad, muchas veces no estaba realizando varias tareas a la vez, sino simplemente cambiando de contexto, lo que es realmente terrible para mantener la concentración y sentirse productiva.

 

Otro cambio que implementé fue analizar cuáles eran las tareas que podía realizar en multitask y cuáles no. ¿Cuál era el criterio? Hacía multitask en cosas en las que no tenía que pensar demasiado (por ejemplo pulir una presentación para que me diera tiempo a escuchar una reunión larga, mover unos datos de una plataforma a otra, etc). Por otro lado, ponía "focus time" para terminar tareas en las que tenía que estar concentrada y bloqueaba el tiempo y cerraba los chats.

 

¿Funcionó? Claro que sí.

 

¿Lo hago siempre? No, porque a veces caigo en mis viejos hábitos y también soy víctima del FOMO que se produce en los chats, ya sean de grupo o individuales, y tengo miedo de no ser lo suficientemente rápida a la hora de responder a los mensajes cuando la gente se pone en contacto conmigo.

 

PERO sigue siendo muy útil ser consciente de ello y dirigir mi rumbo cuando veo que empiezo a ponerme nerviosa de nuevo, recordándome a mí misma que no hace falta ser una persona loca multitarea para ser productiva. 

 

En resumen, todas las personas hacemos varias cosas a la vez de vez en cuando. No es algo malo, pero puede convertirse en un mal hábito cuando pensamos que estamos haciendo muchas cosas a la vez, mientras que en realidad no estamos prestando atención ni siendo conscientes de lo que estamos haciendo en absoluto. 

 

Algunos consejos para evitar el multitasking podrían ser los siguientes, que a mí me han resultado útiles: 

 

  • Aprende a priorizar: Prioriza y limita el número de cosas de las que te ocupas en un momento dado a una sola y termínala.

 

  • 25 minutos de concentración: En lugar de pasar de una tarea a otra, invierte 25 minutos en una sola tarea con un descanso de 5 minutos. Esto se llama la técnica pomodoro e incluso puedes encontrar vídeos en youtube que te ayudarán a ponerla en práctica: Técnica Pomodoro 

 

  • Revisar correos electrónicos y mensajes: Sí, puede ser difícil no revisar la bandeja de entrada. Así que, ¿por qué no fijar una hora específica para revisarlos? Te ayudará a sentirte menos ansiosa. 

 

  • Menos distracciones: Nada de teléfono, busca un lugar tranquilo y si hay ruido de fondo, incluso puedes buscar música que te ayude a concentrarte (en mi lista de spotify hay un montón de playlists de música clásica).

 

  • Mindfulness: He visto que practicar mindfulness me ha ayudado mucho. Muchas veces siento que no tengo tiempo suficiente pero siempre puedes encontrar esos 5 min al día. 

 

  • Aromaterapia: Sí, me oyes. Encontrar los aromas adecuados para concentrarse también ayuda. He leído sobre diferentes estudios y mis mejores opciones este año han sido la lavanda, jazmín, romero, menta y limón. Dependiendo de mi estado de ánimo y de lo que necesite, elijo uno u otro.

 

¿Qué te ha funcionado en tu experiencia? Si tienes alguna otra sugerencia, no dudes en hacérmela saber.

Aviso legal: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son las del autor/a o autores y no reflejan necesariamente las posiciones de Thoughtworks.

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