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Cinco formas con las que crecí en mi carrera como persona callada

Cinco formas con las que crecí en mi carrera como persona callada

Recuerdo una vez que asistí a una celebración con mis colegas y personas del equipo de un proyecto con un cliente. De repente, alguien me dijo: "Así que eres muy callado, ¿eh?". Me limité a sonreír, pero estuve luchando contra las lágrimas el resto del tiempo. La gente me lo señalaba desde que era una niña, pero no sabía cómo "arreglarlo". Pensaba que si no tenía nada que decir, ¿por qué iba a obligarme a decir algo? Me decían que simplemente hablara más, así que me sentía presionada para ser más extrovertida, pero con el tiempo me di cuenta de que eso no era fiel a quien soy.

 

Aquí hay cinco cosas que hice para hacer crecer con éxito mi carrera como una persona callada:

 

 

1. Solicitar y recibir feedback

 

Buscar opiniones me resultaba desalentador porque ya sabía que la gente iba a plantear que debía expresar más mis opiniones. Sin embargo, lo que realmente me ayudó a crecer fueron las sesiones sobre cómo recibir comentarios de forma eficaz. Estas fueron mis principales conclusiones: 

 

  1. Pida ejemplos sobre cómo se puede mejorar una situación concreta

  2. No tienes que tomar acciones inmediatas sobre cada comentario si no es urgente

  3. Manténlo simple: intenta relacionar los comentarios que recibes con tus objetivos inmediatos

 

Me sentí empoderada cuando mis jefes técnicos y compañeros de equipo se centraron en mis puntos fuertes. En lugar de comentar lo callada que soy, me dijeron que veían valor en mi paciencia y capacidad de escucha. Estos rasgos hacen que complete bien las tareas y que aprenda las cosas rápidamente. A partir de sus comentarios, empecé a ver el valor de ser un oyente activo y, a su vez, cómo puedo utilizar mis puntos fuertes y aplicarlos a los proyectos y reuniones en los que participo.

 

2. Reconocer mi fuerza como oyente activa

 

Al principio de mi carrera, me di cuenta de que me costaba contribuir durante las reuniones. Siempre lo había atribuido a la falta de ideas o habilidades. Un compañero de equipo me dijo una vez que no siempre tengo que tener las respuestas, que aclarar las cosas puede ser igual de valioso. Teniendo esto en cuenta, me puse al corriente de mis ideas y de lo que decía la gente escribiendo cosas. Esto me ayudó a reflexionar sobre lo que estaba pasando. Cuando encontraba algo confuso, hacía preguntas. Esto me permitía aclarar algunos malentendidos que otras personas también podían tener.

 

 

En una sesión de estimación, el analista de negocio no entendía por qué la complejidad era tan alta, y todos empezaron a tener una larga discusión. Al reunir las opiniones de todos, mencioné que, debido a la forma en que se había implementado la funcionalidad anterior, se necesitaría un esfuerzo adicional para completar dicha historia. Este resumen ayudó a que todos estuvieran de acuerdo con la estimación.

 

 

Tras haber utilizado este enfoque muchas veces, mis compañeros de equipo y el cliente me mencionaron que tener a una persona como yo en el equipo les daba la oportunidad de detenerse y reflexionar sobre sus afirmaciones. Por lo tanto, mientras yo no retuviera información, era mejor permanecer en silencio.

 

3. Concientizar a mi equipo sobre cómo pueden ayudar

 

En mi experiencia, los facilitadores excelentes crearon un espacio seguro para que los asistentes contribuyeran. Puede haber personas que ya tengan grandes ideas que poner sobre la mesa. A algunos sólo se les ocurre algo después de haber reflexionado sobre lo ocurrido durante la reunión.

 

Uno de los métodos que funcionó realmente bien fue cuando el facilitador hizo lo siguiente:

 

  1. Enviar una agenda para la reunión y compartir un objetivo claro de antemano

  2. Asignar un tiempo para que todos escriban sus ideas primero y ponerlas en algún lugar visible para todos

  3. Pedir a cada persona que explique sus pensamientos

  4. Recoger los votos sobre los temas para priorizarlos

  5. Programar una reunión de seguimiento para otros puntos importantes si el tiempo no es suficiente

 

Como resultado, creo que se escucharon los pensamientos de más personas. Esto me permitió reflexionar primero antes de que me pongan en el punto de mira.

    

4. Ampliar mi zona de confort 

 

Me gusta ayudar a los demás a mejorar. He visto muchas oportunidades para ello, porque a menudo me han colocado en equipos en los que se necesitaba experiencia en el desarrollo del front-end. Esto me empujó a encontrar formas de mejorar y aprender de mis compañeros de equipo. Hacerlo me permitió practicar constantemente la expresión de mis pensamientos y tener más confianza en mí misma.

 

Después de que las personas con las que me emparejé me dijeran que se me daba bien explicar las cosas, acabé sintiéndome motivada para hacer algunas presentaciones, dirigir talleres y facilitar reuniones.

 

5. Ser amable conmigo misma

 

Tiendo a castigarme por mis debilidades. Sin embargo, he aprendido a ser más consciente cuando lo hago y a dejar que los pensamientos desaparezcan. Al hacerlo, he podido centrarme más en mi trabajo.

 

Para cualquiera que se encuentre en la misma situación, mi consejo es que dé pequeños pasos y celebre los momentos que le han permitido avanzar.

El secreto de la vida es situarse en la luz adecuada. Para algunos, se trata de los focos de Broadway; para otros, de un escritorio a la luz de las lámparas. Utiliza tus poderes naturales -de persistencia, concentración y perspicacia- para hacer un trabajo que te guste y que sea importante. Resuelve problemas, haz arte, piensa profundamente.
Susan Cain, "Quiet: The Power of Introverts in a World That Can't Stop Talking"

Aviso legal: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son las del autor/a o autores y no reflejan necesariamente las posiciones de Thoughtworks.

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